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lunes, 14 de mayo de 2012

EL ARTE AL RESCATE DE LA ARQUITECTURA

Por Pacelli Torres, corresponsal del Chicamocha News en Europa

Incinerador de basura de Viena, diseñado por Hundertwasser

A finales de los años ochenta las autoridades de Viena se vieron enfrentadas a un dilema. La ciudad había crecido tanto que rodeaba completamente el incinerador de basura de Spittelau. El problema no era sanitario. Dicho incinerador cuenta con filtros de tecnología avanzada que previenen el escape de partículas contaminantes. Tampoco se trataba de eliminar la planta. Allí se procesan hoy en día 265.000 toneladas de basura al año, la energía producida se usa para la calefacción en invierno y para el calentamiento de agua para uso doméstico durante todo el año. Esta tecnología se conoce como Fernwärme en alemán. Más de 150.000 viviendas y 3.000 edificios públicos se benefician de ella.

Decíamos, que la ciudad se vio enfrentada a un dilema, pues no sabía cómo armonizar el incinerador y el desarrollo arquitectónico de sus alrededores.


Friedensreich Hundertwasser
La solución vino de manos del artista y arquitecto vienés Friedensreich Hundertwasser (1928-2000). Hundertwasser conoció de primera mano los horrores de la segunda guerra mundial, pues su madre era judía. Para burlar a los soldados se ponía las medallas de su padre, muerto en la primera guerra mundial, y decía ser partidario de las juventudes hitlerianas. Se dice que desde esa época empezó a odiar las formaciones regulares del ejército alemán y esto lo llevó a usar en sus pinturas y arquitectura la línea curva, mucho más natural y cercana a la naturaleza.

Los diseños de Hundertwasser se basan en formas curvas y tonos multicolores que se entrelazan, formando un conjunto caprichoso que resulta a la vez agradable a la vista e interesante para el intelecto.

Uno de los sitios turísticos por excelencia de Viena es precisamente la casa de Hundertwasser. Las paredes no son rectas,  no prevalecen los ángulos rectos ni las formas monótonas a las que estamos acostumbrados en la arquitectura tradicional, sino que las líneas se hacen ondulantes y de alguna forma nos hacen recordar que la imaginación no debe cuadricularse, sino todo lo opuesto, debe dársele libertad para que se exprese a sí misma.

La casa de Hundertwasser en Viena
En nuestras provincias estamos perdiendo el sentido estético de la arquitectura. Incluso en nuestras propias casas, raramente nos preocupamos de embellecer el ambiente. Esto no requiere mayor inversión. Hagamos el intento, convirtámonos por un fin de semana en muralistas, o animemos a los hijos para que lo sean. Trasformemos esa pared que estamos cansados de ver en una obra de arte. Adornemos nuestra casa con flores. Desarrollemos con los vecinos proyectos de arte comunales. Sigamos el ejemplo de Hundertwasser y armonicémonos con lo natural.
Todo esfuerzo por mejorar nos enriquece como personas y una vez que todos hayamos cambiado no admitiremos jamás obras mediocres que vayan en detrimento de nuestra dignidad.

Para saber más: 
http://www.galeon.com/conchantron/hundertwasser.htm

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