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domingo, 20 de enero de 2019

Columnista de la Sección Cultural del Periódico Chicamochanews

Eugenio Pacelli Torres Valderrama nació en Málaga (Santander), donde cursó estudios de primaria y secundaria. Ingeniero y Especialista. Estudió en Japón, donde obtuvo el título de Doctor en Ingeniería, en la Universidad de Hokkaido. Docente de la Universidad Industrial de Santander, sede Málaga y radicado en Viena, Austria desde 2011. Ganador del Concurso Nacional de Cuento RCN -Ministerio de Educación. Ha figurado en publicaciones de Antología en España y Austria. Autor de los libros "Historias de los tiempos por venir" y "Recuentos desde la otra orilla".

domingo, 9 de diciembre de 2018

El cambio de las estaciones y las tradiciones navideñas


En esta época del año, los días comienzan a acortarse. El sol aparece después de las 7 de la mañana y se oculta a las 4 de la tarde.

Por Pacelli Torres*

Corresponsal del Chicamocha News en Europa

Varias veces me he visto enfrentado a la pregunta: ¿Como colombiano, qué es lo que más le impresiona de Europa?

La respuesta invariablemente gira en torno a lo mismo: Después de haber vivido siete años y medio en Austria y de haber viajado por gran parte del continente, lo que todavía me impresiona es el cambio de las estaciones.

En esta época del año, los días comienzan a acortarse. El sol aparece después de las siete de la mañana y se oculta a las cuatro de la tarde. La temperatura desciende hasta alcanzar, a veces los -10oC. Si se mantiene bajo cero por un tiempo, es común que caiga nieve. En la ciudad esto ocurre tres o cuatro veces durante el invierno, pero en las montañas la nieve permanece durante toda la estación.

A los pueblos del pasado les preocupaba el acortarse de los días y el continuo descenso en la temperatura. Muchos mitos y rituales surgieron a partir de este fenómeno. Los griegos, por ejemplo, atribuían la llegada del invierno al rapto de Perséfone, recluida en el inframundo por Hades, el señor del abismo. Perséfone era hija de Demetra, la diosa de las cosechas, quien debido a la ausencia de su hija cayó en una gran pena y no pudo ocuparse de cuidar los campos, dejando que el frio se apoderara de ellos. Hades y Demetra hicieron luego un trato. A Perséfone se le permite regresar a la tierra cada año por seis meses, durante los cuales todo florece, pero después de ese tiempo debe regresar al inframundo y las estaciones cambian de nuevo.

Pero previo al invierno existe otra transformación importante, y es la del color de las hojas de los árboles. Éstas pasan de verdes a amarillas, naranja o rojas, dependiendo de la especie y de las condiciones climáticas locales. El resultado es que los bosques se convierten en un caleidoscopio de colores.

El cambio en el color de los árboles obedece al hecho de que la clorofila, responsable de la coloración verde, necesita luz y calor par su producción. Cuando los días se hacen cortos y disminuye la intensidad del sol, cesa la producción de clorofila. Esto se traduce en la desaparición del color característico de las hojas y la aparición de otros pigmentos que siempre han estado allí y que le dan a la hoja la típica coloración del otoño. Antes no veíamos estos colores porque estaban "enmascarados" por la clorofila.

Tras el cambio de color, las hojas caen del árbol, pues éste les cierra el suministro de agua.

Pero esto no sucede con todas las especies, aquellos que en vez de hojas tienen agujas, como el pino, conservan su color y sobreviven los inviernos inalterados. Este es el origen de la tradición de los árboles de navidad. Un símbolo que les servía a los antiguos para sobrevivir los rigores del frio y la nieve, y también para resguardarse de la oscuridad, pues originalmente estos árboles estaban adornados con velas encendidas.

Existe otra tradición asociada con el invierno, que tuvo su origen en Europa Central y que fue exportada luego a otros países. Se trata de la llegada de San Nicolás, el 6 de diciembre. Ese día los niños reciben regalos después de haber dejado los zapatos en la ventana, bajo el árbol de navidad, en la puerta de sus habitaciones o junto a la chimenea.

El San Nicolás original era un obispo que vivió entre los siglos 3 y 4 en Asia Menor y se le representa vestido de rojo, con su mitra y larga barba blanca. Su popularidad se extendió luego por Europa como protector y benefactor de gente en situaciones de peligro. En Alemania recibió el nombre de Sankt Nikolaus y en Holanda el de Sinterklaas.

Con el correr de los años la costumbre fue importada al nuevo mundo por los protestantes holandeses que llegaron a los Estados Unidos, donde su nombre original de Sinterklaas no se entendió correctamente y fue transformado a Santa Claus. Su mitra de obispo fue reemplazada por el hoy famoso gorro rojo.

Pero San Nicolás tiene su contraparte: Los Krampus o demonios, que en vez de traer regalos dejan trozos de carbón en los zapatos de los niños que no se han portado bien.

Al atardecer se les puede ver en grupos transitando las calles de los pueblos pequeños ataviados con pieles de animal y cubierto el rostro con elaboradas y aterrorizantes máscaras de madera. Con cada paso hacen a la vez sonar enormes campanas. Disfrazarse de Krampus es una de las diversiones favoritas de los jóvenes de los pueblos de los Alpes.

Seguramente esta tradición está asociada con la de nuestros famosos matachines que nutren el folclor prenavideño en nuestra provincia.

La transformación de la naturaleza, durante el otoño y el invierno, en algunas corrientes místicas se relaciona con el envejecimiento y la muerte y tal vez sea el rito de San Nicolás y los Krampus un referente al juicio de las almas, del que hablan las enseñanzas cristianas.

A finales de marzo, cuando la nieve se ha fundido y los días comienzan a alargarse, viene el renacimiento, en forma de primavera. Para muchos es esta la mejor de las estaciones, cuando las hojas de los árboles retoñan y los campos se visten con el color de las flores.

Durante junio, julio y agosto, los días duran más que las noches. El 21 de junio, llamado solsticio de verano, es el día más largo de año, el sol aparece antes de las cinco de la mañana y se oculta después de las nueve de la noche.

La temperatura aumenta también, llegando en Viena a los 32oC pero en otras ciudades, más al sur, son comunes las temperaturas por encima de los 40oC.

Tras el verano, siguiendo el ritmo imperturbable de la naturaleza, viene un nuevo otoño y un nuevo invierno, completándose así el ciclo, que algunos equiparan con la inhalación y la exhalación, o incluso con la sístole y la diástole de nuestro corazón.

Para nosotros, sin embargo, en los países del trópico, estos cambios pasan completamente desapercibidos. Y es esto precisamente, la novedad de verlos suceder, lo que sigue impresionándome año tras año.

Pero, entonces, podríamos formular una contra-pregunta: ¿Para un europeo qué sería lo más impresionante de un país como Colombia?

Seguramente saldrá a colación el hecho de que aunque no tengamos estaciones, el clima cambia con la altitud. Tenemos ciudades calientes en la costa y en la rivera de los ríos y ciudades frías en los altiplanos.

Estoy convencido de que nuestros antepasados tenían también explicaciones míticas para estos fenómenos. He escuchado, por ejemplo, que varios grupos indígenas hacían peregrinaciones a los nevados.

Qué los impulsaba y qué respuestas obtenían de los espíritus que pueblan los picos nevados, es algo que se ha perdido con el tiempo y que valdría la pena rescatar.

No veo lejano el día en el que explorar nuestras raíces deje de ser un lujo y se convierta en una necesidad.

Nota: García Rovira exporta cultura. Mi libro "Recuentos desde la otra orilla", ha trascendido fronteras. No sólo he recibido buenos comentarios desde Austria, Alemania y Francia, sino también desde la Isla de Malta.

En esta navidad obsequiemos saber. El libro está disponible en Málaga en la Cra 9 No. 10-73, en Soatá en la Calle 6 No. 5-59 y en Bucaramanga en la Calle 41 No. 10-30.

Quien regala cultura exalta la inteligencia de la persona que recibe, y de paso, la suya propia.

*Doctor en Ingeniería (Hokkaido University, Japón), autor de los libros "Historias de los tiempos por venir" y "Recuentos desde la otra orilla", ganador del Concurso Nacional de Cuento RCN-Ministerio de Educación. Desde 2011 radicado en Viena, Austria.

jueves, 26 de abril de 2018

“Jairo Aguirre: Un talento que enriquece la región”


​Maestro Jairo Aguirre​​

Por Pacelli Torres

Corresponsal del Chicamocha por el mundo

Para viajar no necesitamos recorrer largas distancias. A menudo sucede que la actividad de viajar se reduce simplemente a focalizar nuestra atención para encontrar nuevas formas, nuevos colores, nuevas relaciones. En nuestro propio entorno existen infinidad de tesoros aun por descubrir y cuando nos aventuramos en su búsqueda nos encontramos de repente viajando por otros mundos y otros tiempos. Esto generalmente puede lograrse al contemplar la naturaleza, pero existe también la posibilidad de vivenciarlo al admirar una obra de arte y, en tal caso, una buena escultura ofrece posibilidades sin fin.

Esta fue la sensación que tuve al visitar la finca-taller del maestro Jairo Iván Aguirre Henao en la vereda Calichal, a unos cuantos minutos de Málaga. Entre los proyectos en curso está su "Máquina del tiempo" que pronto estará a disposición del público. Jairo me dijo que era la segunda que construía y que la primera había tenido muy buena acogida.

A donde quiera que uno mire en su taller, descubre esculturas fabricadas de los más diversos materiales: hierro, vidrio, madera, arcilla, roca, alambre etc. Jairo es uno de los artistas más versátiles que he conocido. La variedad de materiales que utiliza y su disposición armónica hacen que su obra sea realmente excepcional. Como ornamento en casas y jardines sus esculturas serían ideales, pero también a nivel de inversión, pues son de esas cosas que aumentan de valor con el tiempo. Visto con ojos europeos, su arte sería muy cotizado.

Jairo Aguirre nació en Bogotá, de padre tolimense y madre quindiana. Estudió ingeniería mecánica en la Universidad Inca, en horario nocturno y durante el día arte en la Universidad de la Sabana. Fue tomando un curso en la Escuela de Arte del distrito que conoció al primer malagueño, nuestro apreciado artista Luis Enrique Suárez.

Luego se mudó a Cali donde vivió por 13 años. Durante los últimos cinco años de su estadía allí fue el director artístico de la Feria de Cali para Niños, donde, entre otras cosas, se decoraban las tarimas y se elaboraban carrozas. En Cali su padre tenía un taller de mecánica industrial y fue allí donde comenzó a "cacharrear" con hierros viejos, dándole rienda suelta a su creatividad.

Jairo insiste que su vida se desarrolla por ciclos, cuando siente que ya ha cumplido su misión se traslada a otro lugar.

Fue así como después de Cali pasó un año en la Calera y luego se radicó en Tabio (Cundinamarca). "Yo fui testigo de la transformación de un pueblo", me dijo, aunque es claro que no solamente fue testigo, sino también protagonista. Dicha transformación tuvo lugar en torno al arte. A Tabio comenzaron a llegar artistas de varios lugares y con el tiempo formaron la Asociación de Artistas y Artesanos. Fueron muchos los almacenes que se abrieron y el flujo de turistas aumentó exponencialmente. El secreto, según Jairo, fue el trabajo en grupo y la buena calidad de los productos. "La excelencia no se improvisa", insiste.

Siguiendo su filosofía de los ciclos, después de Tabio se mudó a Zipaquirá, uno de los destinos turísticos más destacados del interior del país. Su plan allí era que le adjudicaran una bodega, construida en los tiempos de la colonia, para fundar en ella una Casa del Arte. Desafortunadamente, al final, lo único que pudo conseguir fue una casa modesta. Por esa época conoció al artista malagueño Chucho Meza y él le propuso que fundara su casa del arte en Málaga. Esto sucedió en el 2009.

Jairo comenta que la casa que consiguió en Málaga en la Calle 15 con 9, diagonal a Arcoma, era ideal porque se prestaba para adaptar talleres y salas de exposición en el mismo lugar. Sin embargo, nada estaba dado. Con recursos propios y con la ayuda de un grupo de alumnos se dio a la tarea de adecuarla. Lo que más recuerda es que al subir al segundo piso lo encontró lleno de palomas y ratones.

Además de sus actividades en la Casa del Arte, Jairo trabajó varios años en el SENA y desarrolló diversos proyectos en torno al patrimonio inmaterial. Una de las iniciativas que vale la pena resaltar es la de Formación Artística en Escuelas Rurales, de la cual se beneficiaron 170 niños de las veredas de Málaga. Según sus propias palabras. "El arte se está convirtiendo en la espina dorsal del aprendizaje, pues mediante una educación centrada en los niños, el alumno desarrolla su ser único como individuo."

Otra idea que pudo concretarse fue la Exposición Itinerante, sobre lo cual comenta: "Haber podido reunir a 20 artistas fue todo un logro, en el que todos ganamos, nadie se imaginaba que en Málaga hubiera tanta calidad. La exposición dio mucho de qué hablar y es una de las cosas que hay que mostrar a nivel departamental y nacional, los malagueños son creativos por naturaleza. Grandes cosas pueden lograrse cuando nos sobreponemos al individualismo."

Sobre el individualismo comenta que tristemente fue la causa que frenó su proyecto de formar campesinos para producir acabados arquitectónicos a partir del mármol travertino.

Finalmente, y como lección de vida, Jairo me habló del viaje por la vida. Me dijo que como equipaje llevamos dos mochilitas, en una guardamos las cosas materiales: las casas, los trajes, los carros, las cuentas bancarias, etc., y en la otra las cosas intangibles: el tiempo que pasamos con familiares y amigos, la satisfacción de ver un buen trabajo terminado, la alegría de descubrir la belleza en lugares insospechados, el sentirnos gestores de nobles sentimientos y mucho más. Desafortunadamente, al ser intangibles, les restamos importancia. Pero es en contenido de esta segunda mochilita donde deberíamos centrarnos si de verdad queremos ser felices.

Nota: Ya está a la venta "Recuentos desde la otra orilla", el libro que recopila todos los artículos que han aparecido en esta columna. Disponible en Málaga en la Cra 9 10-73, en Soatá en la Calle 6 No. 5-59 y en Bucaramanga en la Calle 41 10-30.

domingo, 8 de abril de 2018

En Málaga, se hizo lanzamiento del libro de Pacelli Torres


Durante el evento se ofreció un coctel para celebrar el acontecimiento cultural

En el auditorio Jaime García Serrano de la Casa de la Cultura de Málaga, se cumplió este fin de semana el lanzamiento del libro del escritor Eugenio Pacelli Torres Valderrama, acto que contó con la presencia de autoridades municipales, estudiantes, educadores y la comunidad en general.

"Recuentos desde la otra orilla" es un compendio de los artículos escritos durante más de seis años por el periodista-corresponsal del periódico Chicamocha News en Europa, no solo desde Austria, donde reside, sino desde varios países del mundo por los que ha viajado en planes culturales, de estudio y de trabajo.


Contraportada y Portada de "Recuentos desde la otra orilla" que ya está a la venta

Entre sus artículos periodísticos se destacan recuentos históricos de hechos, lugares y personajes de varios continentes, lo mismo que entrevistas a jóvenes profesionales de origen malagueño y rovirense que se están destacando en diferentes campos, especialmente en Europa y Estados Unidos, y que ha servido de ejemplo para niños y jóvenes que sueñan con viajar por el mundo preparándose y las áreas de sus preferencias.

El propio autor explicaba a la audiencia, que, "el título de la obra está relacionado con el hecho de volver a contar esas historias, desde la otra orilla del charco, es decir desde Europa".

En Málaga el libro está a la venta en la calle 14 No. 9 – 16, Laboratorio Clínico de la doctora Luidina Téllez, lo mismo que en la sede principal del periódico Chicamocha News, ubicada en la carrera 9 No. 10 – 73. En Bucaramanga en la calle 41 No. 10 – 30, sede de las Corporación Escuela Tecnológica de Oriente; en Soatá, en la sede alterna del periódico Chicamocha News, calle 6 No. 5 – 59, diagonal a la Fiscalía.

domingo, 4 de febrero de 2018

Fondo Adaptación entregó Puente “El Dieciocho”, que mejora movilidad entre Santander y el oriente del país


Esta obra está adaptada al cambio climático y une la Troncal del Oriente con la Ruta del Sol.

Cimitarra, Santander, 2 de febrero. El Presidente de la república, Juan Manuel Santos, acompañado por el Ministro de Transporte, Germán Cardona, por el director del Fondo Adaptación, Iván Mustafá, por el Presidente del a ANI, Dimitri Zaninovich, así como por las autoridades de Santander, dio al servicio esta semana el puente El Dieciocho, entre Landázuri y Cimitarra, el cual es fundamental para la movilidad de Santander y el oriente de Colombia.

Con la construcción del puente "El Dieciocho", obra adaptada al cambio climático, se solucionan las afectaciones por derrumbes en la zona, se mejora la conectividad entre la Troncal de Oriente y la Ruta del Sol y se facilita el transporte de productos agrícolas y carbón hacia la Costa Caribe y el centro del país.

La comitiva recorrió la estructura vial de 280 metros de longitud y 181 metros de accesos.

El puente 'El Dieciocho' facilita el transporte de productos agrícolas hacia el centro del país y el tránsito de carga pesada, como el carbón, que proviene del municipio de Samacá (Boyacá) con destino a Santander, Atlántico y Bolívar.

El director del Fondo Adaptación, el santandereano Iván Mustafá, señaló que, "esta obra se constituye en una solución concreta a los constantes derrumbes que se presentan en el lugar, especialmente en temporada de lluvias".

Según el presidente Santos, "estamos haciendo realidad un sueño de muchos años, de tener la Transversal del Carare. Este puente traerá grandes beneficios a todo el transporte de Santander y del país, donde se han invertido $350.000 millones de pesos".

Dijo que durante su gobierno se han construido 430 puentes y viaductos y que están contratados y en proceso de construcción otros 640.


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viernes, 26 de enero de 2018

Por un sándwich mueren 16 millones de personas


​E
n un parque de Belgrado, el presidente de Serbia inauguró un monumento en honor a Gavrilo Princip.


Por Pacelli Torres

Corresponsal del Chicamocha News en Europa

Espero no haber alarmado tanto a mis lectoras y lectores con el titular. El hecho es real, sólo que sucedió hace más de cien años, y no en nuestro continente. Para comprender el contexto de lo que pasó, debemos remontarnos a Europa en el año 1914. El imperio Astro-Húngaro se había extendido hasta ocupar gran parte de Europa Central. Algunos países que formaban parte de lo que luego se conocería como Yugoslavia pertenecían ya al imperio. Serbia, sin embargo, continuaba siendo renuente a dejarse absorber.

Sucedió que en junio de 1914, el archiduque de Austria, Franz Ferdinand, quien era el heredero al trono del imperio, visitaba la ciudad de Sarajevo y un grupo de nacionalistas serbios orquestó un plan para acabar con su vida.

El atentado, sin embargo, fue un desastre. La intención era arrojar una bomba cargada de cianuro al coche del futuro emperador, pero la bomba cayó en un rio y no explotó, así que la comitiva pudo emprender la huida.

Quiso el destino que uno de los participantes del atentado, de nombre Gavrilo Princip, frustrado por lo mal que había salido el plan, decidió ir a una cafetería a calmar los ánimos y ordenó un sándwich.

La comitiva del archiduque, que estaba a la huida, tomó una calle equivocada y se detuvo para darse la vuelta justo en frente de la cafetería donde Gavrilo se estaba comiendo el sándwich. Éste no lo pensó dos veces, dejó el sándwich sobre la mesa y caminó con calma hasta el coche en el que estaba Franz Ferdinand y a unos pasos de distancia le disparó en el cuello.

En los días que siguieron al asesinato del archiduque, el imperio le puso un ultimátum a Serbia, si no le entregaban a los autores intelectuales del crimen, insinuando que había sido planeado por el estado serbio, anexarían a Serbia al imperio.

El imperio Astro-Húngaro, sin embargo, no se imaginó que Rusia saliera en defensa de Serbia, con quien tenía lazos lingüísticos. El imperio tampoco estaba solo, en el norte estaban los alemanes, con quienes tenía una alianza. Los alemanes se habían estado fortaleciendo militarmente y vieron en el conflicto la oportunidad de atacar a su enemigo Rusia con quien tenían disputas territoriales. Pero como Rusia estaba aliada con Francia, decidieron atacar a los dos al mismo tiempo. Para llegar a Francia, no obstante debían pasar por Bélgica.

En este punto de la historia no es claro si los alemanes ignoraban que Bélgica tenía un acuerdo con Gran Bretaña, o si simplemente pensaron que un acuerdo de hacía más de 70 años no iba a tener relevancia. El hecho es que Gran Bretaña le declaró también la guerra a Alemania.

Y así se desató la primera guerra mundial que dejó un saldo de aproximadamente 16 millones de personas muertas. En realidad es muy difícil tener cifras exactas, pero el consenso es que el número de militares caídos oscila entre 8 y 10 millones, y el de civiles entre 6 y 7 millones.

Aquí es donde volvemos a mi titular. Si Gavrilo no hubiera decidido comerse ese sándwich a esa hora y en esa cafetería, la primera guerra mundial no se hubiera desencadenado de la forma que sucedió.

Bien lo decía uno de los dichos que aprendí en la primaria: Por un clavo se perdió una herradura, por una herradura se perdió un caballo, por un caballo se perdió un caballero, por un caballero se perdió una batalla y por una batalla se perdió un reino.

Grandes acontecimientos suceden a menudo por detalles aparentemente insignificantes.

En el año 2015, en un parque de Belgrado, el presidente de Serbia inauguró un monumento en honor a Gavrilo Princip, y lo llamó un héroe que luchó por la independencia serbia. Obviamente causando gran controversia entre los otros protagonistas de la guerra.

Gavrilo tenía 19 años el día del atentado, la pena de muerte se aplicaba a mayores de 20, así que fue trasladado a una prisión en lo que hoy es la República Checa donde murió de tuberculosis en 1918, poco antes de que terminara la primera guerra mundial, iniciada por el hecho de haberse querido comer un sándwich.

lunes, 9 de octubre de 2017

En el museo Dalí, España


​​
Muchas fueron las fuentes de inspiración de este inigualable artista.


Por Pacelli Torres

Corresponsal del Chicamocha News en Europa


Mi visita al Museo Dalí en Figueras, España, marcó el cierre de un ciclo. Dicho ciclo comenzó cuando a los 14 años en la sección dominical del periódico El Espectador encontré un cuadro titulado "Niño geopolítico contemplando el nacimiento del hombre nuevo". Fue la primera obra de Salvador Dalí (1904-1989) que vi y estuve muy impresionado al saber que el arte podía tomar dimensiones tan inusuales.

Desde entonces he sido admirador de su genio creador, aunque en esa época el acceso a la información no era tan sencillo y fueron muy pocas las otras obras que pude encontrar. Sin embargo, en 1989 mi entrada a la universidad coincidió con la muerte de Dalí, razón por la cual se dictaron varias conferencias en su honor. En una de esas conferencias conocí otra obra que cautivó profundamente mi interés, se trataba de "Mercado de esclavos con aparición del busto invisible de Voltaire". Este cuadro es dual, si uno cierra un poco los ojos aparece otra escena. No es el único con dicho efecto, Dalí hizo otros por el estilo y por eso cada vez que veo una de sus obras, cierro un poco los ojos para ver si aparece otra escena. Para mi propio asombro, en el museo en Figueras encontré otro de esos cuadros, se trata de "Gala contemplando el mar Mediterráneo que, a 20 metros, se convierte en el retrato de Abraham Lincoln". La inspiración le vino al ver una ilustración en la edición de noviembre de 1973 de la revista Scientific American.

Muchas fueron las fuentes de inspiración de este inigualable artista, se dice que buscaba formas extrañas en las nubes y luego las plasmaba en sus lienzos, o que se reclinaba en un cómodo sillón sosteniendo un manojo de llaves, cuando se quedaba dormido las llaves caían al piso y lo despertaban y de las imágenes del entresueño sacaba motivos nuevos para sus obras. Lo cierto es que Dalí estaba permanentemente pendiente de su entorno y siempre encontraba materia prima para su creatividad. Uno de sus cuadros famosos está basado en el logotipo que encontró en una caja de lápices.

Salvador Dalí se destacó también en la escultura, la arquitectura, el diseño de joyas, el cine y el teatro. En una de sus obras de teatro se abre el telón y aparece un hombre inmóvil sentado en una silla. El tiempo transcurre y el hombre no se mueve. Al cabo de tres horas mira su reloj y dice: "parece que el cartero no viene hoy", se levanta y sale del escenario y con eso termina la función.

Hay muchas excentricidades asociadas con su genio. Por ejemplo, que tenía un tigrillo por mascota, y que alguna vez se le fotografió paseando por las calles de Paris a un oso hormiguero atado a un cordel.

Para mí, el viaje por la obra del gran maestro catalán siempre ha significado el viaje por la vida misma. La travesía comienza con "el nacimiento del hombre nuevo" pues, como sociedad, nos identificamos con aquella figura luchando por encontrar una salida. Luego viene la dualidad de "el rostro invisible de Voltaire", que nos susurran que las cosas no son siempre como parecen. Y termina en la sala número 15 de Museo Dalí en Figueras, que por cierto su habitación, donde todo el cielo raso está cubierto con un fresco que muestra las figuras de Dalí y su esposa Gala, vistas desde abajo, desde debajo de la planta de los pies, y sobre ellos se abre el infinito. Ese es el momento de la ascensión.

Así pues, nacimiento, dualidad y ascensión, son las palabras claves de nuestra existencia como seres humanos y también como sociedad.

Hay mucho por explorar en la obra de este gran genio, figura central del surrealismo. Otros de mis cuadros favoritos son "La tentación de San Antonio", "Naturaleza muerta viviente" y "Cabeza rafaelesca en explosión".

Hoy en día, el acceso a la información es muy sencillo. En alguna parte leí que en internet se encuentra más información de la que un millón de personas podría asimilar si cada una de ellas viviera un millón de vidas.

Invito entonces a mis lectoras y lectores a explorar la obra de Dalí, con el pleno convencimiento de que para cada quien la interpretación y las asociaciones serán diferentes. En última instancia, esa es la esencia y el propósito de toda obra de arte.


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